No
tengo prisa,
aunque
he viajado a velocidad.
Adoro
la luz que me ilumina
Esa que
no siempre brillo.
Sin
embargo,
No
discuto de Dios en el mercado
Y menos
te compro muerte.
La
prostitución y las malas palabras
Son
legales por antigüedad
Pregúntenselo
al alcohol 40º
Y al
diablo que no puede ser
sin
Dios.
Las
armas de la ciudad:
Espejos,
Contaminación,
ruido
y miedo…
La
tolerancia se emborracha.
El
escudo de unos cuántos
es su casa.
¿Dónde
está ella?
En las afueras.
Aunque Caracas
ha tratado de abrazarla
suprimiendo
códigos…
El aire
por esos lares
no tan
lejanos
es,
ciertamente,
más
reposado.
Quisiera
saber si existe
un
sitio más inseguro
que
este planeta-mundo.
Prefiero
no averiguarlo.
Mejor
Seguir caminando
Hacia la ciudad Celeste.